La muerte de mi hermano.

 


Prologo:

  Luego de muchos años y de la gran guerra. Viaja para visitar y ver vuelta a su hermano. Pero al llegar descubre como su hermano ya a muerto.

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La muerte de mi hermano.

Me siento algo nervioso. Hoy viajare a Austria para recentrarme con mi hermano luego de diez años. La última vez que lo he visto tenia once años y el mundo estallo en una guerra que no se esperaba.  Esto provocó que nos separemos, ya que él fue voluntario en los primeros grupos para pelear contra Alemania.

Recuerdo las propagandas que abundaban para reclutar voluntarios. Las historias de nuestros héroes sin nombre que cayeron defendiendo la libertad. Héroe sin nombre, hasta que el caído era un vecino, primo o hermano de un conocido. Recuerdo a mi madre llorar casi todas las mañanas, por tener las pesadillas donde una bandera plegada tocaba nuestra puerta.

En esa época odie ser menor de edad y no poder ir con mi hermano a pelear. Cuando cumplí la mayoría de edad la guerra ya avía terminado un año atrás. Y la mayoría de los soldados ya habían regresado. Mi hermano no era uno de ellos. Pero no recrimino nada, sus razones él ha tenido para no volver con los demás soldados. Además, ya pasaron cuatro años y es mi momento de viajar para volverlo a ver.

Bajo del avión comercial y tomo un taxi a la salida del aeropuerto. Con mi alemán algo bruto apenas le logro dictar la dirección donde estaba la casa de mi hermano. Cuando voy por el camino noto algunas estructuras aun destruidas y perforación de balas que al parecer nadie las quiere repara. Policía militar nos paraban cada tanto pidiendo documentos. Luego de mirarnos y hacer las mismas preguntas nos dejaban pasar. Solo nos recordaba que tengamos cuidado con las minas, porque eran muy difícil de encontrar y hay muchas que no pudieron desactivar.

Llegue a la puerta de su casa, toque una campana cuyo sonido era muy agudo y no paraba de resonar. Una niña de risos dorados, ojos claros y sonrisa adorable me habré la puerta. Y al verme, corre hacia dentro diciendo papa, papa. Yo sin entender lo que ella quiso decir, con mido de haberla asustado, me quedo esperando en la entrada. Y sale un hombre barbudo con cicatrices en la cara para recibirme. Al verme corre y me abraza fuertemente.



— Hermano, hermano. Afín llegaste ¿Qué tal el viaje hermano?

— Bien a pesar que es la primera vez que viajo en avión.

— Si es algo largo en viaje. — cierra la puerta de la entrada y entramos a la casa. — Emma ind Mai kommen. — Una mujer que apenas domina el inglés se acerca con la niña de rulos en sus brazos.

— Hola — me saluda ella usando el inglés y con su asentó alemán suena raro.

— Hola. — las saludo.

— Hermano ella es mi esposa, Emma. Y esta pequeña — mientras la toma en sus brazos — es tu sobrina, Mia.

— No, nos avía contado de que tenías familia hermano. Ahora entiendo, porque te has quedado y no has vuelto después de…

— No, no, no ya no mencionamos esos temas en esa casa.

— Lo siento, lo siento.

— No sucede nada. Espero que tengas mucha hambre. Emma es la mejor chef de la zona y hoy nos cocinó Wener Schitsel.

— Wiener Schnitsel — le corrige Emma.

— Hambre me sobra luego de terrible vieja.



Nos sentamos a comer y mi hermano se logra sentar de manera lenta y con algo de dificultad. Me pasa la fuente con la comida para que yo me sirva y noto múltiples cicatrices en sus manos y ante brazo. En mi mente empiezo a divagar y a sentir un dolor ardiente en mis manos como si una munición o esquirlas me hubiera impactado. Roces con alambre de púas me hubieran cortado luego de arrastrarme por el lodo.

La cena continua, hablamos de la familia y como esta mama. Mientras Emma y Mia nos miran como si fuéramos seres extraños hablado un idioma de otra galaxia. En la charla noto la tristeza su mirada profunda. Su sonrisa que siempre llevaba ya no estaba y en su lugar solo una mueca seria su rostro adornaba.

 De un momento a otro estoy peleando junto a un inglés que sea ha vuelto me mejor amigo y un nuevo hermano más. Seguimos en la guerra, uno a la par de otro en el frente y jamás nos abandonamos. Solo me doy vuelta unos segundos para mirar si podemos seguir avanzado. Soldados alemanes no nos dejan avanzar. Lluvia de balas aliadas y enemigas vuelan por el aire. Nos preparamos para avanzar y miro a mi hermano para asegurarme que él me siga atrás. Los dos asentimos con la cabeza. Miro el frente y ya estamos listo para continuar. Vuelvo a voltear y veo a mi hermano contra la pared apoyado. Sostiene su mano en su pecho. Noto la gran macha roja que crece en su uniforme. Grito médico, pero nadie llega a rescatarlo. Su mirada se apaga y yo solo continúo gritando. Entre estruendos y gritos se hace un gran silencio. Mi oficial se acerca, me toma del hombre, me mira a los ojos y dice que corra, que solo corra. Todo mi batallón corre al frente. Repelemos a los alemanes y el cuerpo de mi hermano, se convierte en parte del escenario de la guerra y en una bandera plegada más que se dirige a casa.

Mi hermano ha cambiado, la guerra lo ha cambiado. Él es otro hombre un hombre diferente. El joven que era se fue en aquel barco lleno de voluntarios. Lamento no poder haberlo acompañado. Hoy estoy conociendo a mi nuevo hermano y a pesar de que no habla de eso logro notar su pasado.

En un momento de la comida suena la explosión de un caño de escape por un vehículo que ha pasado. Mi hermano pone cara de asustado se sujeta a los bordes de la mesa. Emma toma su mano para calmarlo. Yo en esa cara de miedo aparezco recostado en una trinchera. Fuegos artificiales ensordecedores comenzaban y estallaban sin parrar. Y la tierra no dejaba de temblar. El humo invadía el lugar y un manto gris no dejaba ver nada. Luego que el aturdimiento se quieta, el grito de muchos más pendiendo medico retumba.  El trote de cruces rojas recorría el lugar. Los suministros apenas podían llegar y cada día escaseaban más. Un silbido en el aire comenzaba a resonar y el grito de cúbranse nos volvía a aterrorizar. Más fuegos artificiales a la tierra volvían a impactar.

Al terminar la comida decido salir a caminar. La mirada profunda la veo en muchos cuídanos. Mi hermano como todo ellos ya no volverá a ser el mismo de antes. Pero en esta comida he conocido un poco lo que lo ha hecho ser quien es ahora. Agradezco que no haberlo perdido en esta guerra. Lloro la perdida de todos aquellos que no lograron volver. Y que con el tiempo conoceré a mi nuevo hermano. El ex soldado.

 

Fin.




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